Responsabilidad Social Empresaria y Medio Ambiente

 

Cada 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente 2021, el lema para el año 2021 cuyo lema es «Generación Restauración: Reimagina, Recrea, Restaura», el motivo ha sido la celebración por parte de Naciones Unidas de una década de trabajo en la Restauración de los Ecosistemas.

En su sitio web, la ONU pregona que “La restauración de ecosistemas puede tomar muchas formas: plantar árboles, reverdecer ciudades, reintroducir especies silvestres en los jardines, cambiar la dieta o limpiar ríos y costas”, dejando la posta a las nuevas generaciones quienes están destinadas a lograrlo, compromiso no solo de los Estados Nacionales, los habitantes, las organizaciones y las empresas.

En este marco juega un papel indiscutible la Responsabilidad Social Empresarial, un concepto que ha comenzado a ser incorporado en la agenda de grandes corporaciones, pequeñas, medianas empresas y emprendimientos a la par de la transformación digital a finales de la década de los ‘90s y que hoy en día es parte crucial de la cultura organizacional de cualquier entidad.

El proceso de globalización, las mayores exigencias por parte de los usuarios y consumidores sumado a las nuevas tecnologías y un despertar de la conciencia ecológica en la comunidad han incidido directamente en el auge de esta herramienta.

 

RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

Es el conjunto de acciones y políticas tendientes a la contribución del desarrollo humano sostenible trabajando sobre el ámbito interno de las empresas a través de la generación de ambientes sanos de trabajo, la generación de lazos de confianza y compromiso de la empresa y sus directivos hacia cada uno de sus empleados y sus grupos familiares y sobre el ámbito externo abriéndose hacia la sociedad en general en miras de mejorar calidad de vida de toda la comunidad.

Traza como principal objetivo que el impacto de cada una de las prácticas de la empresa sea apreciado de manera positiva y se perciba como un elemento que otorga mayor competitividad y sostenibilidad para las empresas para de esa manera aumentar la productividad, eficacia y una mejora en las condiciones para los trabajadores.

Se centra en varios aspectos troncales como son: el cuidado de las condiciones laborales de sus trabajadores, el respeto, los valores éticos, compromiso, tolerancia, sustentabilidad, cuidado, mantenimiento o reducción del impacto del medio ambiente y apoyo a las causas humanitarias, acciones que de manera directa o indirectamente impactarán en la vida de los ciudadanos y las comunidades.

Aquí juega un papel importantísimo la comunicación ya que muchas de éstas acciones se dan en el ámbito interno para lograr crear lazos sólidos y positivos que se verán reflejados en la producción que se verá reflejado directamente en una mayor satisfacción y lealtad del cliente a través de una experiencia positiva generada a partir de la motivación, creatividad e innovación de los trabajadores.

 

La eficiencia en la comunicación no solo que mejora la imagen pública sino que contribuye a la apertura y un mayor conocimiento de la empresa en la comunidad acelerando el proceso de humanización de las organizaciones. A su vez reperfilará la posición en el mercado y perfeccionará las relaciones con socios empresariales, autoridades locales, accionistas y posibles inversores.

La adopción de la misma permitirá repeler daños de imagen, críticas y desaprobación de los consumidores y mercados, así como enfrentar sanciones pecuniarias del Estado por incumplimiento de reglamentos, normas o leyes.

Las empresas socialmente responsables reflejan una imagen genuina, amigable y cercana que contribuye a captar potenciales clientes más fácilmente, crear audiencias y convertir clientes habituales en clientes fieles que repiten el ciclo de vida de la compra. Todo ello incide directamente en un incremento del posicionamiento de la marca en ámbitos online y offline.

Por dicho motivo todo calendario editorial de contenidos debe tener un enfoque social y documentar cada una de las acciones en beneficio de la comunidad y que otorgue la percepción positiva de una compañía en el mercado. El crecimiento de las acciones de responsabilidad empresarial van de la mano del crecimiento de la transparencia de la actividad comercial.

Los mensajes sobre los mecanismos, sistemas, métodos y prácticas utilizados por las empresas en el desarrollo de sus operaciones que reducen el impacto ambiental trae aparejada una concientización sobre el cuidado ambiental y el compromiso asumido. Estos mensajes dirigidos a la comunidad en ocasiones son acompañadas por políticas estatales y acciones de las organizaciones internacionales privadas y públicas que certifican la valoración de una compañía como tal.

Para poder diagramar el conjunto de políticas, acciones y directrices debe conocerse ciertamente los impactos que actualmente genera la compañía a nivel interno y externo para integrarlos a la visión del negocio y promoverlos en cada uno de los estamentos en miras de que cada equipo de trabajo sea consciente de dónde se encuentra situada la empresa.

Así también una campaña de responsabilidad social empresaria debe previamente conocer su entorno económico, político, social, económico, legal y ambiental para luego definir los grupos de interés (stakeholders) y actividades a desarrollar.

Una vez delimitado esto deberán establecer los objetivos y metas realistas, alcanzables y medibles. Debiendo contar con seguimiento continuo de los avances y dificultades; culminado los plazos establecidos deberán realizarse los análisis de resultados y balances para identificar las mejoras.

Una empresa será considerada económica, medioambiental y socialmente responsable cuando asume las consecuencias y los impactos que se deriven de cada una de sus prácticas y además cubre las expectativas que sobre su funcionamiento tienen los stakeholders. Un ejemplo claro de esto se visualiza dentro del Fashion Business que habiendo realizado una autocrítica de la posición en la que se encontraba y el impacto mayoritariamente negativo al medio ambiente ha sabido reformular la industria en miras de disminuir los efectos apostando por mejorar sus procesos y prácticas desde la fabricación, distribución hasta la comunicación.

La Responsabilidad Social Empresarial en su faceta medioambiental exige incorporar o mejorar éste elemento dentro de los modelos de gestión de cada empresa, promoviendo iniciativas y programas a la comunidad así como el reporte de sus acciones evidenciando la consistencia de su proceder que repercutirá directamente en la reputación corporativa de sus estrategias competitivas.

Si bien parece un concepto demasiado genérico y abstracto será una misión ineludible saber comunicar aquello que ocurre en los ámbitos de relaciones internas y externas de la corporación que traspase las barreras de los grupos de interés para construir un marco de colaboración justa y sostenible entre todos los sectores de la comunidad y acercar de esa manera a las empresas a su entorno aportando valor.